Un cactus es un cactus

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Lunch con Rodrigo Muñoz Avia


Rodrigo Muñoz Avia es un parque lleno de niños jugando, una piscina a full de pelotas de colores, pero uy tiene espinas como las rosas porque un cactus es un cactus y su literatura es una luz concreta reflejada al borde de tu polo de limón, tal cual. Lo mejor de Rodrigo es Rodrigo y lo peor de Rodrigo: sus zapatos, pero es que Rodrigo debería de ir descalzo aunque mmm nadie le ha visto nunca los pies, pero eso es porque su sonrisa pequeña y perenne nos hipnotiza y mantiene vivos en la lectura de todos y cada uno de sus libros. Escribe para todos.

Queda inaugurado el verano con Cactus de Rodrigo Muñoz Avia en Alfaguara, el libro del verano.



Me lo encontré en la Fiesta de Random House Mondadori, a la que me invitó mi amiga Pilar Álvarez, la más sexi de todas las editoras que conozco y eso que publica ensayo. A lo que iba, que Rodrigo Muñoz estaba allí cuando los dinosaurios literarios seguían allí. Él perdido como un niño en el parque de antes, nos vio y se vino con sus amiguitas.
No lo dejéis de leer sino os queréis perder en el universo de novedades.

Un libro que te haya hecho feliz.
El libro que me hizo más feliz fue Moby Dick... el día que dejé de leerlo. Debía de llevar unas cien páginas. Recuerdo el gesto de quitar el marcapáginas como uno de esos grandes momentos liberadores. Ejemplos de ese tipo tengo bastantes, pero no nos ensañaremos.
Hablando en positivo, querida Lolita Lol, te diré que la palabra “libro” y la palabra “lectura” van asociadas en mi caso a la palabra “felicidad”. En los días malos, por ejemplo los días que tengo que ir al médico (tortura china), me consuelo pensando en que luego, en algún momento, podré reencontrarme con el libro que estoy leyendo. Intimidad, plenitud, felicidad. Quiero decir que el mundo, por suerte, está lleno de libros increíbles que me hacen completamente feliz. ¿Un ejemplo? Pues una lectura muy reciente, Años luz, de James Salter. Parece mentira que un libro tan desgarrador te pueda hacer tan feliz, pero así son las cosas. Es la historia de una pareja, pero no es una historia de amor. Es la demostración de que en la vida, en las relaciones personales, habitan unas fuerzas y unas pulsiones inclasificables de las que solo la narrativa puede dar cuenta.


***SHOCK*** Lolita Lol, en el mismo momento en que escribo esto, entro en internet y descubro la noticia de que James Salter ha muerto. Más allá de la tristeza que me produce, me inquieto un poco. ¿Crees que si no hubiera recomendado su libro seguiría vivo? El mundo está lleno de casualidades que nunca admitiríamos en una obra narrativa por considerarlas muy obvias. Sin embargo, cuando ocurren en el mundo no sabemos interpretarlas, al menos aquellos descreídos que pensamos que el mundo no tiene narrador.

Recomiéndanos tres libros, uno de ellos tuyo ;-)
Que sepas, que estas son las preguntas que uno ha deseado responder toda su vida, pero llegado el momento resulta que me producen una ansiedad terrible. ¿Qué escojo? Bueno, pues ya que mi última novela, Cactus, transcurre en California, he decidido no salir del territorio USA en mis respuestas, y en concreto, no salir del territorio de los pioneros.
Os recomiendo La muerte llama al arzobispo, de la gran Willa Cather, novela en la que el luminoso, alegre y desafiante Nuevo Mundo, funciona como metáfora perfecta, para el obispo protagonista, del venidero mundo celestial. A la vez, la novela cuenta que si la vida que hemos vivido merece la pena, también la muerte merecerá la pena. No se me ocurre un mensaje mejor.
Pienso también en un clásico como Mientras agonizo, de Faulkner. Lo leí hace ya muchos años y recuerdo el placer que me produjo. Es un verdadero ejercicio de punto de vista, una historia construida desde distintas voces. Mucho talento, también humor, y la ocasión de acercarse a la brillantez de Faulkner sin necesidad de aguantar la pesadez de Faulkner.

De Cactus solo digo que es lo contrario de los anteriores, no sólo en cuanto al talento y la relevancia de su autor, sino en cuanto a que su protagonista, con su indolencia y su descreimiento, es la antítesis perfecta del espíritu de los pioneros. En Cactus, además, el Nuevo Mundo no es metáfora del reino de los cielos, sino de algo que, sin necesidad de que yo lo subraye aquí, el lector descubrirá.


Mira lo que me he encontrado dentro del libro de Faulkner. Empiezo a reconsiderar eso de que el mundo no tiene narrador.


"Cactus" de Rodrigo Muñoz Avia
Editorial Alfaguara.
Foto de Cactus de Naranjas de la China (Cestos, centros y decoración)
www.naranjasdelachina.com
C/ Hermosilla, 159
Madrid


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